Estoy en condiciones de afirmar la paridad doctrinaria existente entre Juan Román Riquelme y el binomio Cristina y Néstor Kirchner. Como vivimos en el mismo país habitado por la misma gente también existen puntos en común entre los irracionales fans de Román y los llamados kirchneristas. Claro que existen riquelmistas no kirchneristas y kirchneristas no riquelmistas, porque una cosa es el fútbol y otra es la política. Pero principalmente porque muchos destacan más el don de juego en Román que la manera de pararse ante el universo; los mismos que denostan al kircherismo por las formas y no tanto por las medidas. Pero si nos remitimos al duro núcleo de representación de ambos movimientos populares y masivos encontraremos que dentro de sus filas encuentran adhesiones amplias. El riquelmismo en Boca y el kirchnerismo en el PJ alcanzan más del 70 por cierto de adherentes positivos. Y ambos también encontraron en sus lineamientos adscripciones de lo que se podría denominar transversalidad. Por sus medidas los Kirchner y por su forma de jugar Román hallaron impensados defensores. Radicales K e hinchas de River que aman a Román, hay por todos lados.
Otro punto de unión es que tanto Román como los K son atípicos para lo que se suponía que sus adherentes a priori requerirían. Así Román proscribió el pedido de huevos en la cancha de Boca y el peronismo promulgó el Matrimonio Igualitario. Desde antes, seguramente, había bosteros a los que les gustaba el buen pie y peronistas a los que les gustaba la carne jugosa. Román y los Kirchner de esta manera cambiaron la concepción que de sí mismos tenían tanto los simpatizantes del partido político mayoritario como los hinchas del equipo de fútbol más popular.
Ambos no confían en los medios.
No, claro, sí, está también la estrategia de la soledad para la construcción política. Tanto el 10 como Néstor y Cristina se saben de viajar en combi, pocos amigos. La estrategia de ambos es ser mejores que el resto, sabiendo que lo son de antemano.
Ahí está Néstor organizándole una contracumbre a Bush en Mar del Plata y aún sigue haciéndole en cada pesadilla a Macri, Román, su Topo Gigio.
El riquelmista y el kirchnerista tienen razones para ser kirchneristas o riquelmistas pero las verdaderas razones son de otro orden, no de la razón.
Creo que ha quedado claro que hay muchas paridades entre Román y los Kirchner, dicho esto, me retiro, no sin antes hacerles llegar un cordial saludo a todos ustedes, deseándoles unas felices pascuas.