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23.9.10

Cuándo podré regresá a encerrarme contigo en un patio

Yo soy un esteta de la canción, me gustan las canciones, me gusta mirame a un espejo y cantar una canción, si me apuran, es de lo más lindo que tiene la vida.

Esta, de todas las canciones, es de las que más me gustan.

Se llama Cái, Cadiz, es de Alejandro Sanz, y la acompaña la Niña Pastori.

Disfrutenlá.

(Cuándo podré regresá a encerrarme contigo en un patio.)



Cái, por la madrugá
Cómo me huele a sal, mi cái
Cái, que se despierta por la mañana
Me llena el cielo de gaditanas , cai
Cái, por la madrugá
Cómo me huele a sal, mi cái
Cái, que se despierta por la mañana
Me llena el cielo de gaditanas
Las niñas bailan envueltas en lunas
Con sus vestidos bordaos de espuma
Ay, cái
Cuándo podré regresá a encerrarme
Contigo en un patio
Dejar que el viento entre las macetas
Silbe por tangos
Por fin veré a mi gente
Por fin me veré
Cái del mentidero
Muero por él, yo quiero volver
Cái, por la madrugá
Cómo me huele a sal, mi cái
Y pa nosotros dos
Tengo a mi cái, con perdón
Ay, de los que se preguntan
Qué es lo que tiene ese rincón,
Niña,
Cái se bebe el sol
Cái es la brisa marinera
Y que remienda tu corazón
Con la sonrisa más morena
Cái, cuando tú no estás
De qué me vale amar el mar, mi cái
Cái, cuando anochece
Que tú te duermes, que yo te miro
Y a ti te pierde, ay cái
Cuándo podré regresá a encerrarme
Contigo en un patio
Dejar que el viento entre las macetas
Silbe por tangos
Por fin veré a mi gente
Por fin me veré
Cái del mentidero
Muero por él, yo quiero volver
Ay, cái, por la madrugá
Cómo me huele a sal, mi cái
Y pa nosotros dos
Tengo a mi cái, con perdón
Ay, de los que se preguntan
Qué es lo que tiene ese rincón,
Niña,
Cái se bebe el sol
Cái es la brisa marinera
Y que remienda tu corazón
Con la sonrisa más morena
Cái se bebe el sol
Cái es la brisa marinera
Y que remienda tu corazón
Con la sonrisa más morena
Niña,
Cái se bebe el sol
Cái es la brisa marinera
Y que remienda tu corazón
Con la sonrisa más morena
Niña,
Cái se bebe el sol
Cái es la brisa marinera
Y que remienda tu corazón
Con la sonrisa más morena

30.4.08

cádiz se bebe el sol

En un carnaval, Cádiz de la chirigota, de manos que buscan el amor en gotas de mistela. Sobre las caderas de la noche marinera, al titilante brillo del vals del oleaje. En la ensenada azul donde mi amada espera, que amurada a la espuma, de gozo reverbera. Serena barca en la que rema mi reina. Reina de mares, de las finas dagas. Serena barca en la que reina mi amada, que brilla Cádiz de mimbre y damajuanas.

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Hay lugares en el mundo, ciudades, excepcionales, que me gustaría visitar. Desde la inquietud me llaman la atención las ciudades más que los accidentes naturales -por llamarlos de alguna manera-; me interesa más lo que el hombre levantó de la nada que una isla all inclusive en el Pacífico. Y de estas, las grandes ciudades, los monstruos, son los que más me gustan. México DF se me hace fenomenal; San Pablo lo vi desde el aeropuerto y me paralicé; Nueva York es uno de los pocos lugares de Estados Unidos al que viajaría contento; Madrid me persuade; Reykiavik es el sitio en el que voy a vivir cuando aprenda a vivir –apropósito les recomiendo esta crónica sin desperdicio de la capital islandesa-.

No conozco casi ningún país, no viajé mucho. Si tuviese plata y tiempo, iría, sin dudar, a Cádiz.

Fue en un carnaval de ese Cádiz chico, azar de siemprevivas, espejo de alondras en sus cielos. Y patria, ese lugar donde el espíritu apacenta entre sueños engarzados en fenicias anclas, o pueblos marineros. O en un paisaje azul de pájaros y oteros. Serena barca en la que rema mi amada, reina de mares de las finas dagas. Serena barca en la que reina mi amada. Santa María, puerto de lindas damas.

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Las frases, cuándo no, son de una canción de Manolo García, que retrata con pulso de poeta algunas de estas ensoñaciones de Cadi, es decir, la ciudad “en pie” más antigua de occidente, quiero decir, lo más viejo que nos da el tiro de la historia que se mantiene latente. Se ubica al sur de España. Es una ciudad insular –un tómbolo- comunicada con un corredor de sedimentos, no con la península ibérica, sino, con otra ciudad, San Fernando, de la que Manolo también nos habla, pero que no me adentraré en esta oportunidad. Cádiz no sólo son las capas de sedimentos minerales que la conformaron sino, lo más interesante, sedimentos culturales de las más variadas y pujantes civilizaciones de la antigüedad. Hace 3.100 años el pueblo marinero y mercantil más famoso, el fenicio, hizo de Cádiz un sitio de paso y las anclas de sus barcos la engarzaron hacia posteridad. Más adelante los romanos tomarían el territorio, hasta la avanzada árabe, que cubriría la España toda.

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Pasaron fenicios, romanos y árabes. Y así las cosas mezquitas, catedrales, iglesias menores y un sueño de ultramar –entre el Atlántico y el Mediterráneo- convergieron en esta ciudad de fábula, mítica, famosa por sus carnavales, por sus pescados, por su variedad de pájaros, y por su latido cultural. Cádiz es una ciudad andaluza, y como tal, el flamenco y sus variaciones se encuentran representados en tierras gaditanas –originalmente, en latín, Cádiz era conocida como Gades-. Alegrías, tangos, tanguillos y bulerías, entre las macetas, silban en Cádiz.

Entre sus artistas contemporáneos más importantes se cuenta a la exquisita cantaora Niña Pastori. Alejandro Sanz, por su parte, fue criado por ahí, frente al continente negro, al sur del no tan sur. Juntos hicieron una semblanza fantástica de esta ciudad, Cádiz, en la que Alejandro demuestra que sería un músico de ligas mayores si se tomase en serio y en dónde la Niña se luce en ese decir melancólico tan suyo.

Se llama Cái, se las presento.

boomp3.com

Cái, por la madrugá
Cómo me huele a sal, mi Cái
Cái, que se despierta por la mañana
Me llena el cielo de gaditanas, Cái.

Cái, por la madrugá
Cómo me huele a sal, mi Cái
Cái, que se despierta por la mañana
Me llena el cielo de gaditanas

Las niñas bailan envueltas en lunas
Con sus vestidos bordaos de espuma
Ay, Cái

Cuándo podré regresá a encerrarme
Contigo en un patio
Dejar que el viento entre las macetas
Silbe por tangos

Por fin veré a mi gente
Por fin me veré
Cái del mentidero
Muero por él,
yo quiero volver

Cái, por la madrugá
Cómo me huele a sal, mi Cái

Y pa nosotros dos
Tengo a mi Cái, con perdón
Ay, de los que se preguntan
Qué es lo que tiene ese rincón,

Niña,
Cái se bebe el sol
Cái es la brisa marinera
Y que remienda tu corazón
Con la sonrisa más morena

Cái, cuando tú no estás
De qué me vale amar el mar, mi Cái
Cái, cuando anochece
Que tú te duermes, que yo te miro
Y a ti te pierde, ay Cái

Cái se bebe el sol
Cái es la brisa marinera
Y que remienda tu corazón
Con la sonrisa más morena

4.5.07

Manuel García García Pérez


En el ND Ateneo entran sentadas 657 personas. Ayer habría alrededor de 450. Entre ellos, en su mayoría, parejas de más de 35 años –y de los cuales una importante cantidad eran españoles de nacimiento-. No hubo un solo músico entre los asistentes. Algunos críticos respetables aplaudieron bastante: Alfredo Rosso y Claudio Kleiman. También estuvieron Daniel Grinbank, Osvaldo Bazán y Wálter de Okupas. A pesar de la poca convocatoria, a Manolo García se lo notó contento: salió a hacer muchos bises (muchos), se movió con gracia, se bajó entre los concurrentes como un profeta e, incluso, enfervorizado hacia el final, se trepó al superpullman y termino A San Fernando, un ratito a pie y otro caminando con un fanático loco en la punta del palco, cantando a dúo. Ese fue el saldo arbitrario del show de un músico catalán en tierras porteñas, coronado por una exquisita versión “bolero mediterránea” de Nostalgias.

Fue la primera vez que me sentí parte de un ghetto en el que me gustó estar. Porque Manolo no es elitista para nada: sólo se explica que no haya ingresado en nuestro país por una impericia de marketing. Resumiendo: nada menos que 2 de sus decenas de buenas canciones entraron alguna vez en rotación. La primera, Como un burro amarrado en la puerta del baile, de su banda de entonces, los milagrosos El último de la fila, se paseó durante algunas semanas entre el puesto 25 y el 40 del ranking Los 40 principales de FM Hit, circa 1992. La segunda, Pájaros de barro, ya como solista, de Arena en los bolsillos (1998), es más conocida por la versión que le hizo la Niña Pastori en su insólitamente exitoso Joyas prestadas.

Pájaros de barro es una de las mejores canciones que se han escrito en este idioma, está claro, y ya fue dicho antes, para que no me juzguen de oportunista. La banda atacó de sorpresa –al galope sus caballos- con dos guitarristas eléctricos, un guitarrista español (que se convertía en eléctrico de a ratos; ¡temas con tres guitarras eléctricas!); un batero (que parecía argentino: al final se tomó en cuero una lata de quilmes, todo tatuado y fumándose un pucho, donde no se podía); una violinista sensual; un tecladista talentoso, un bajo joven y un percusionista –mezcla perfecta de Omar Mollo y Joaquín Cortés- que de a ratos se le animaba al cajón flamenco.

Manolo García se llama en verdad Manuel García García Pérez. Es artista plástico, diseñador gráfico, y músico: tocó con tres bandas (Los Rápidos –con la que fue telonero de los Ramones-; Los Burros; y la mencionada El último de la fila). Hace canciones, con lo difícil que eso es, sino pregúntenle a sus homónimos Charly, Leo y Érica. Dentro de este amplio espectro que es la canción, se puede hacer reduccionismo así: una inteligente mezcla de música pop, canción flamenca, sonidos de Ceuta y Melilla –la España árabe; el Magreb europeo- y un ajustado sonido rock, que cuando da rienda suelta a sus dotes, suena a esa banda de rocanrol que España nunca tuvo.

Nunca había tocado en la Argentina. Reconoció haber venido tres veces de vacaciones. Dijo que estuvo por el Tigre y que no escuchó pajaritos y que eso es un mal que no excluye a otros países. Se mueve medio torpe en el escenario pero despierta simpatía porque disfruta lo que hace. Tiene una voz que no se puede definir con palabras: como de pito, melódica, aflamencada y única. Es, físicamente, un batido perfecto de Al Pacino y Dady Brieva. Mantiene bajísimo perfil sobre su vida privada, sin que se llegue a saber demasiado sobre sus parejas. Enjuició a Operación Triunfo por manejo irresponsable de una canción suya. Vendió de a millones cada disco que sacó, menos acá, que ni se lo edita. Yo me enteré de casualidad con un afiche de vía pública caminando por la calle que tocaba, que vi un lunes para un show que fue el jueves siguiente. Menos mal.

Update: Me olvidé de decir que sus letras son muy buenas, además, como surrealistas y llenas de imágenes raras, con animales y refranes nunca dichos por ninguna abuela.


El último de la Fila - Remando sobre el polvo

Manolo García - Pájaros de barro

21.4.06

niña

Nuevo disco de Niña Pastori en el aire, Joyas prestadas. Flamenco pop de exportación, si tal cosa es posible, como si el flamenco podría ser exportable. Ja ja ja. Háganme reír, tal cosa es imposible. Nadie quiere llorar, la gente se acerca a preguntarme quién es esa que llora, y la respuesta es seca y sin matices: “Una cantante flamenca (sic).” Si venís con esa expresión no te va a gustar así que para qué matarme explicando que es una voz de excelencia: es al pedo, se me ocurre.

Joyas prestadas es un disco del tipo Otras canciones de Attaque 77.; o sea, 10 grandes canciones populares de todos los tiempos -estas, de habla castellana, cantadas por una de las mejores voces vivas-: para regalar, empaquetar, sorber y escuchar.

Ya había hecho antes la Niña covers. Hay una versión de Rayando el sol de Maná dando vueltas por ahí, que es para poner en un marquito. Hay una versión de Contigo en el disco de tributo de mujeres para Sabina, que sino es la mejor del disco pega en el palo. Hay una gran canción con Alejandro Sanz que se llama Caí (léase: Cádiz), que Dios andaluz me proteja, que cantan a dúo, un must del nuevo flamenco.

Joyas incluye: 1. Burbujas de amor, quién no se acuerda de un púber Juan Luis Guerra metiendo su nariz en tu pecera oh oh oh –que investigando para este post me vengo a enterar que estuvo inspirada en Rayuela de Cortázar y me ca… igo y me levanto-; 2. Vivir sin aire, y si alguien puede volver el tiempo atrás de que Maná sea inescuchable se acordará que cuando surgió esa canción la banda mejicana prometía, y que esa es una excelente canción-; 3. Lo eres todo, una canción que hiciera famosa Luz Casal; 4. María de la O, un estándar flamenco que llegó a comedia musical; 5. Angelitos negros, y recordar eso de pintor, porque pintas angelitos blancos, píntalos de negro, y dan ganas de llorar, porque; 6. viene Mediterráneo, una de los pocas canciones musicalmente lindas de Serrat, zarpada de grosura por esta mujer de voz de Chabela y cara de Bettina O´conell después de las corticoides y el embarazo y el programa de Utilísima; 7. alapucharelli, si, si, si, si, la mejor canción de todos los tiempos, la que cuando voy por la calle con mi emepetrésman no puedo dejar de cantar vergonzosamente en voz alta, la mejor canción de todos los tiempos, Pájaros de barro, del solista Manolo García –ex último de la fila- y ahora quiero sentir, ca-mi-nar, ahora quiero pintar… ¡y la canta la Niña! Es como si me dijeran a mí qué canción querés que cante alguien que te gusta, es como si me dieran la posibilidad de pedir que Goyeneche cante Imágenes paganas; además, 8. Cuando nadie me ve, esa canción de amor desesperado de Alejandro Sanz que junto a ¿Y si fuera ella? marcan la diferencia estilística y conceptual de Sanz, que se escapa a 10 cuerpos de cualquier competidor por el podio de cantante latino; 9, Todavía, un bolero armandomanzaneriano, y cuántos tiene este señor, que es tan grosso que no tengo ni ganas de explicar por qué lo considero como un gran grosso; para terminar, 10. Hoy igual que ayer, de Los Chichos, o mejor dicho el antepasado directo anterior de Estopa, buena señal, mejor canción.

Cuando podré regresar a encerrarme / contigo en un patio / dejar que el viento entre las macetas / silbe por tangos / por fin veré a mi gente / por fin te veré / Caí del mentidero / muero por él, yo quiero volver // Caí por la madrugá / como me huele a sal mi Caí / y pa nosotros dos / tengo a mi Caí, con perdón / ay de los que preguntan / qué es lo que tiene ese rincón / Niña / Caí se bebe el sol / Caí es la brisa marinera / que remienda tu corazón / con la sonrisa más morena.