Los K según TXT (incluye la Cristina Montonera)

Cuando apareció la TXT en el Gobierno estaba Duhalde

(En el poder estaba Clarín desde la vuelta de la democracia)

La revista de Castelo miraba con desconcierto la batalla electoral y reproducía tanto a Jorge Lanata en Mirá lo que te digo (el programa de radio de Adolfo Castelo en Radio Mitre -“Si la opción es Menem o Kirchner, yo voto a Kirchner”-) como a Jaime Bayly en un entreojos de Mariana Enríquez, que se inclinaba –de ser argentino- por Néstor como opción ante Menem, y con un voto en blanco ante un eventual Menem-López Murphy, las opciones que se imponían: voto útil y peor malo conocido que malo por conocer.

La primera tapa de TXT sobre Kirchner fue El delfín de Duhalde (9/5/2003), donde le pegaban un poco y un poco le daban crédito, en una buena nota de María Fernanda Villosio desde Río Gallegos. Se temían, como males posibles de un gobierno K, una justicia adicta y una supuesta debilidad institucional. Carrió aparecía como aliada eventual y daba su apoyo a Kirchner. Más tarde denunciaría un crimen a manos de un empresario pesquero, que dice amigo de Kirchner, y se lo endilga a Kirchner, con su silogismo acostumbrado. Sobre los fondos de Santa Cruz ya se hablaba antes del 2003.

En cuanto empezó a gobernar, Néstor agarró la agenda y empezó a meter cambios que volvieron locos a todos los analistas y corrieron por izquierda hasta a Luis Zamora. Carrió decía: “No es bueno que se abran tantos frentes al mismo tiempo”, también recomendaba prudencia porque los Kirchner no sabían (ingenuos) que sólo con buenas intenciones no se podía gobernar, aleccionaba que ella conocía la Capital y les recomendaba que no se tiren contra todos los malos, que vayan de a poco, decía. Después el tema Carrió, para TXT, fue que se iba quedando sola: muchos del Ari se iban con Kirchner. Después fue que giró a la derecha, porque Lilita es cualquier cosa menos estúpida y sabía que la izquierda de los años siguientes estaría en el armado K, Ocaña incluida, y después la pared.

Kirchner en tapa, ya lo dije, sólo aparece mediante un stencil –Terminestor- y con temas de coyuntura o rosca política, pero nunca aparece la jeta –aparece, sí, la espalda cuando Bendini baja el cuadro de Videla en la Esma-.

La que si sale en dos tapas y las dos con su cara, simbólica y de perfil, es la actual presidenta, en sendas notas de la Villosio –la que convence a Pontaquarto de hablar sobre las coimas en el Senado-. Ambas notas hablan de Cristina como una ministra en las sombras, como la persona más influyente del armado K, como una mujer algo soberbia, autoritaria y muy inteligente, como la pieza a mover para ganar cualquier distrito, como la única instancia superadora al propio Néstor, como una mujer coqueta y consumista, como alguien que se daba a silencio porque mostrarse mucho era opacar al poco mediático Néstor, un gran gestionador pero dueño de un pésimo carisma mediático.

>> Tapa 1

#22, 15 de agosto de 2003

>> Tapa 2

#79, 17 de septiembre de 2004

Obviamente Cristina pintaba como una figura muy interesante y muy vendedora -de revistas-, más adelante TXT se volvería más cínica con el Gobierno de Kirchner sin llegar nunca a ser un medio opositor. Pero se lo notaba más cerca de Carrió que de Kirchner –dos tapas tienen a Lilita; una es una gloria que postearé en esta semana-. Quedan las dudas, tras el fin de TXT, de cómo se pararían hoy respecto al gobierno de Cristina como revista independiente. Pero teniendo en cuenta la editorial de Granica, Capital Intelectual, se me hace que estarían más cerca de Veintitrés que de Noticias, principalmente por la calidad de sus escribas, y también por la ideología de los mismos, por qué no.

Para terminar, dejo la foto más linda de Cristina, la que está más buena que Juan Carr en el Día del Niño: sí, la Cristina militante, en el número 11 de TXT -30 de mayo de 2003- con el título de tapa Estamos Re-Setenta.