11.8.08

Revista TXT: Número 0

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En diciembre de 2004 se cerraba la Revista TXT, de Adolfo Castelo, tres números después de su muerte. Las crónicas de época señalaron que había dos grupos bien estipulados en la redacción: quienes querían hacerla más política y quienes querían volverla más superficial, más frívola. Adolfo siempre jugó como nexo para que todo siguiera su curso sin que las partes de tanto tironear rompieran la revista. La revista se rompió de una semana para otra y sin explicaciones para los lectores. Un pena.

En el número uno -21 de marzo de 2003- desde la columna Amigos, de la contratapa, el humorista Rep se esperanzaba: “Ojalá sea una de esas revistas que guardemos, como Satiricón, Crisis, El Porteño, y el día de mañana la desempolvemos recordando que apareció en un momento único y difícil, de pelea entre un tiempo viejo y uno nuevo”.

Entonces, éste es el día después de mañana, y ésta Semana TXT pretende ser de rescate de una las mejores revistas que leí, y que, claro, guardé –de la 1 a la 92-. Es momento de desempolvar, en tiempos de periodismo flaco.

TXT fue única. Desde el diseño, la mejor revista de interés general que tuvo la Argentina. Y además era un placer leerla de punta a punta. Se estructuraba así: una editorial de Adolfo, una columna de Barragán, una de Gillespi, y una de Amigos, aleatoria –más tarde se sumó una columna más, de Mariana Enríquez-. Tenía Política Nacional, Internacional, Ciencia –ilustrada por Lucas Varela-, Deporte –fuera de agenda y siempre de denuncia-, una entrevista –Entreojos-, una crónica color desde algún lugar de la Argentina, una foto rara con llamadas informativas, un collage temático con fotos sacadas en la calle –bolsos, anteojos-, críticas de cosas culturales, apología de la militancia –Desobedientes- y un hallazgo llamado Vidas en la que se comparaban 4 personas quienes en primera persona contaba un atípico interés en común, como ser, mascotas raras o fabricantes de bastones.

Este es el número 1: que según editorializa Castelo, el mayor atractivo de las cosas es no conocerlas, y de eso viven el turismo y el número uno de toda publicación.

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Y claro, estaba el aporte de Adolfo, genial, tanto desde los títulos, algunos brillantes como ser “Las paralelas se tocan”, una nota sobre el lesbianismo en la Argentina, o “Sólo se que CNN” sobre el tratamiento mediático de la Guerra de Irak, entre otros. Además Castelo había establecido un desafío en el que comprometía a los lectores a pelearle el valor de la revista si alguna cosa estaba mal: si el lector comprobaba algún error, él se comprometía a devolverle el valor de la revista, que eran 4,90 pesos.

Pasaron cosas memorables, que en esta semana, iré posteando, que creo interesantes de rescatar del olvido. En principio, les adelanto un (extracto del) compromiso inicial, inédito respecto a los dueños de cualquier medio, cosa que le debiéramos exigir a todas las empresas periodísticas, caso Crítica, por caso.

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6 comentarios:

FR dijo...

Esa misma interna está matando revistas, bandas de rock, equipos de realizadores audiovisuales, programas de radio y parejas.

caca dijo...

ja ja, y centrales de trabajadores, partidos tradicionales, y dirigentes de Proyecto Sur, también.

Dardo dijo...

Yo tengo no todas, pero sí muchas, y hasta tengo el honor de haber salido en una de ellas (la que la tapa se llama "Quiero mi Osho").

Igual, la más emotiva de todos fue la de la semana siguiente a la muerte del canoso, un número lleno de espacios en blanco y gente que no sabía cómo seguir adelante.

Qué buena revista.
De vez en cuando entro a Mercadolibre y busco a ver si alguien las vende.

La niña santa dijo...

Me encantó la idea de esto! Sobre todo porque nunca tuve la constancia de comprar todos los números de nada. Además, para la época en que se vendía TXT, el que aportaba publicaciones a casa era mi hermano y siempre tenía la rara sensación (excusa, para mí) de decir al número 10 o 15 "esta revista ya se está poniendo mala" Pasó con Rolling Stone, lo cual reconozco que fue cierto, después de la tapa de Dolores Barreiro ya nada fue igual. Y pasó también con TXT y en este caso sí lo lamenté, porque yo no trabajaba y no la podía comprar, y porque intuía que no íbamos a tener otra revista de tamaña calidad en Argentina por mucho tiempo.- A no ser, claro, Bipolar ;)

FR dijo...

Jaja Natael

Carlos Pagani dijo...

Yo en el programa de Castelo de la radio me gané una suscripción a la TXT. De vez en cuando la repaso y me río leyendo a Barragán despotricar contra Kirchner y los periodistas pagos por el gobierno SI EL CANOSO LO VIERA HOY...