Será conflictivo para los presidentes y para los técnicos –y para algunos periodistas- pero nunca escuché a ningún futbolista hablar mal de Román, que es Riquelme. Pura bondad y solidaridad en un deporte competitivo.
Ayer escuchaba a Medelón, ex técnico de Olimpo, decir que la diferencia fundamental entre ser DT y futbolista es que al pasar a ser entrenador te tenés que preocupar más por el equipo, cuando sos jugador, por lucirte y ser vendido a Europa. Román, como en otras cosas de su juego, es distinto en eso, es un jugador de equipo, un tipo que se salva con diez más o no se salva. Aquellos que nunca lo ven reírse, porque prefieren quedarse en lo superficial, nunca vieron la sonrisa de Román cuando hace un gol un amigo suyo, un compañero. Román va y abraza a Clemente, a Traverso, a Delgado, a Palacio, a Martín, a Forlán, a Aimar, a su puta madre, con una sonrisa acompañada de revoltijo de pelo paternal. Y se va.
Va y le hace un caño monstruoso a Yepes y cuando le preguntan dice "tiene más merito él que yo, cualquier jugador de fútbol me hubiese pegado una patada. Lo que hizo él es más de hombre".
Cuando elige dar siempre el pase, en vez de pegarle al arco cada vez que tiene la pelota.
Cuando se pelea con dirigentes y técnicos por medidas sindicales que otros prefieren no usufructuar (es líder y actúa como tal). Entonces dice Russo que lo primero que le peleó cuando llegó a Boca es el horario de concentración, de 21.30 a 23, “para que puedan cenar con las familias”, reconoció Miguel Ángel.
Cuando todos se mataban por estar en la selección Pekerman hizo una preconcentración y él se exculpó de no ir porque se le había muerto la mamá a Traverso, su amigo, y dijo que para él eso era más importante que jugar un mundial.
O cuando nació cada hijo que tuvo que se fue de cuanto equipo jugó para estar en ese momento.
Muchos lo criticaron por esas cosas, yo no puedo entender las críticas.
Cuando hizo su primer Topo Gigio fue para Macri, para que le pague lo que le correspondía.
Es una de las personas mejor paradas en la vida, como en la cancha.
Volviendo a ese hombre, que dijo que nunca nadie lo entendió mejor en una cancha que su amigo Pablito Aimar –recordar esa sub-20 campeona del mundo en Malasia con Cambiasso y Quintanita y Romeo-, siempre que le preguntaron cuál era el mejor jugador del mundo él respondía que Zidane era distinto. Muchos ya hablaban pestes de Zinedine, y miren el mundial que hizo ese fenómeno africano. El último partido que jugó Zizou fue con el Real Madrid contra Villarreal –hay una película de eso- y el argelino le regaló su casaca merengue a Román, para que la guarde.
Otros caraduras lo criticaron a Román, decían –muchos dicen aún- que era un pecho frío porque había errado un decisivo penal frente al Arsenal inglés, que no podía jugar en la selección ese tipo. Obviaban que Román había llevado al club más joven de Europa a la semifinal del torneo de clubes más importante del mundo, al Villarreal, el club de la ciudad más chica que llegó más lejos en esa competencia. Hizo historia además en quedar tercero en la liga de las estrellas, en dejar afuera en primera ronda al Manchester y al Lille. En octavos en dejar afuera al Glasgow Rangers, en cuartos en darle un paseo al Inter de Verón, y en casi llegar a la historia grande de clasificarlo a la final. Lo más asombroso es que ese club chiquito –tan chiquito como Olimpo acá- hoy no lo quiere.
No importa, que se quede en Boca, club al que le dio ya más que ningún otro jugador en la historia. Dije hace poco que yo lo quiero más que a Maradona porque yo soy hincha de Boca y a Boca le dio más Román que el Diego. Todavía tiene 28 años.
Yo te amo Juan Román Riquelme, señor de la pelota, rebelde del fútbol, jugando hacia la eternidad, haciendo su juego imposible, con una velocidad mental incalculable, con una pegada tan precisa que sorprende radares, con una humildad tan humana que podría llegar a ser ciudadano de estampitas tras su muerte.
Ayer escuchaba a Medelón, ex técnico de Olimpo, decir que la diferencia fundamental entre ser DT y futbolista es que al pasar a ser entrenador te tenés que preocupar más por el equipo, cuando sos jugador, por lucirte y ser vendido a Europa. Román, como en otras cosas de su juego, es distinto en eso, es un jugador de equipo, un tipo que se salva con diez más o no se salva. Aquellos que nunca lo ven reírse, porque prefieren quedarse en lo superficial, nunca vieron la sonrisa de Román cuando hace un gol un amigo suyo, un compañero. Román va y abraza a Clemente, a Traverso, a Delgado, a Palacio, a Martín, a Forlán, a Aimar, a su puta madre, con una sonrisa acompañada de revoltijo de pelo paternal. Y se va.
Va y le hace un caño monstruoso a Yepes y cuando le preguntan dice "tiene más merito él que yo, cualquier jugador de fútbol me hubiese pegado una patada. Lo que hizo él es más de hombre".
Cuando elige dar siempre el pase, en vez de pegarle al arco cada vez que tiene la pelota.
Cuando se pelea con dirigentes y técnicos por medidas sindicales que otros prefieren no usufructuar (es líder y actúa como tal). Entonces dice Russo que lo primero que le peleó cuando llegó a Boca es el horario de concentración, de 21.30 a 23, “para que puedan cenar con las familias”, reconoció Miguel Ángel.
Cuando todos se mataban por estar en la selección Pekerman hizo una preconcentración y él se exculpó de no ir porque se le había muerto la mamá a Traverso, su amigo, y dijo que para él eso era más importante que jugar un mundial.
O cuando nació cada hijo que tuvo que se fue de cuanto equipo jugó para estar en ese momento.
Muchos lo criticaron por esas cosas, yo no puedo entender las críticas.
Cuando hizo su primer Topo Gigio fue para Macri, para que le pague lo que le correspondía.
Es una de las personas mejor paradas en la vida, como en la cancha.
Volviendo a ese hombre, que dijo que nunca nadie lo entendió mejor en una cancha que su amigo Pablito Aimar –recordar esa sub-20 campeona del mundo en Malasia con Cambiasso y Quintanita y Romeo-, siempre que le preguntaron cuál era el mejor jugador del mundo él respondía que Zidane era distinto. Muchos ya hablaban pestes de Zinedine, y miren el mundial que hizo ese fenómeno africano. El último partido que jugó Zizou fue con el Real Madrid contra Villarreal –hay una película de eso- y el argelino le regaló su casaca merengue a Román, para que la guarde.
Otros caraduras lo criticaron a Román, decían –muchos dicen aún- que era un pecho frío porque había errado un decisivo penal frente al Arsenal inglés, que no podía jugar en la selección ese tipo. Obviaban que Román había llevado al club más joven de Europa a la semifinal del torneo de clubes más importante del mundo, al Villarreal, el club de la ciudad más chica que llegó más lejos en esa competencia. Hizo historia además en quedar tercero en la liga de las estrellas, en dejar afuera en primera ronda al Manchester y al Lille. En octavos en dejar afuera al Glasgow Rangers, en cuartos en darle un paseo al Inter de Verón, y en casi llegar a la historia grande de clasificarlo a la final. Lo más asombroso es que ese club chiquito –tan chiquito como Olimpo acá- hoy no lo quiere.
No importa, que se quede en Boca, club al que le dio ya más que ningún otro jugador en la historia. Dije hace poco que yo lo quiero más que a Maradona porque yo soy hincha de Boca y a Boca le dio más Román que el Diego. Todavía tiene 28 años.
Yo te amo Juan Román Riquelme, señor de la pelota, rebelde del fútbol, jugando hacia la eternidad, haciendo su juego imposible, con una velocidad mental incalculable, con una pegada tan precisa que sorprende radares, con una humildad tan humana que podría llegar a ser ciudadano de estampitas tras su muerte.
7 comentarios:
Me gustó mucho este post y también la foto con Aimar, demuestra a las claras quien es Riquelme. Espero que el Coco se ponga las pilas y los mande juntos a la cancha en algún partido de la Copa América. El payaso viene de jugar una Liga muy buena -incluso cuando terminó la primera ronda lo eligieron el mejor jugador extranjero o hispanoamericano y nadie se enteró-. Saludos.
1.
Y dale con Pernía!!! dice el dicho popular.
No hablo más de Juan Román. El Bambi dijo: "esss una bomba atómica de calidá, Fernannndo". Ya se le da tanta manija que parece que ÉL ganó la copa y no Boca. No se olviden de Morel Rodríguez, Ibarra, Pablito Ledesma, Caranta, ufff, tantos jugadores con demasiada garra que están opacados por el marketing y vaya a saber uno qué poder internacional (???) que maneja al Riquelme (que sin dudas, claro, jugó el mejor torneo de su historia, no hay objeciones con respecto a eso).
2.
Lucas Varela también ilustra un capítulo de nuestro hermoso libro. Sala ilustra 3. El Bruno 1. Mr. Exes 2. Y muchos grosos más, no tan conocidos. Para venir a rockearla el 1 de Julio puede reunirse usted con su señorita hermana y listo. Las entradas las pueden obtener en el lugar o anticipadas arreglando conmigo o con alguno de los chicos: arockearla@gmail.com... el tema es dónde y cuándo entregarlas. Etc.
3.
Me voy a seguir con el parcial de Siglo XX. Satanás bendiga a los libros que dan en esa materia, aunque los paros y ciertas otras cosillas linkeanas han complicado un poco la existencia del alumnado proletario anti universo.
4.
(cuatro): pomelo. Dijo el bambi, un poeta maldito: "Entiendo la sssituación económica del club, pero pedí un cuaaatro y me trajeronnn un pomeeeelooo, una cosssa de locosss".
5.
Las figuraciones en cero son la base de mi éxito (???).
Sabes que yo para opinar de futbol no califico, pero con tu post me diste fundamento para explicar porque me gusta este morocho.
Alguna vez me preguntaron que jugador de futbol me gustaba como hombre, y yo respondi invariablemente Riquelme.
Pero es feo!- me decian. Y yo argumentaba que era bueno y humilde y eso lo hacia hermoso.
Y eso que no sabia de alguna de las escenas que contas, eh?
Me alegro de coincidir.
Besos!
Lau
Lala, el archivo no miente, acá ya tomaste partido por su fealdad no tan fea.
Juan,
Acá tenés más bambifrases.
Corvino, barbarlarga, acá tenés el premio del payasito.
Ah, Juan, acemás lo que dijo el Bamba fue "es una bomba atómica de talento".
Tanta gracia causó que Niembro paró el programa para que lo repita.
Che, qué lástima lo del Torito.
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