Cuántas veces vimos anuncios de loterías, quinielas, casinos o raspaditas que nos avisan que además de estar jugando, podemos ayudar a quienes más lo necesitan. Loterías provinciales o
Es seguro que la mayoría de los que apuestan no son potentados sino más bien gente de a pie que buscan salvarse, o ganarse unos mangos para el fin de semana. Las estadísticas dicen que pierden más que lo que ganan, además. Habría que destinar parte de los fondos recaudados a publicidad, alertando sobre los riesgos del juego, y otra parte a crear centros para el tratamiento de ludópatas graves que llegan a hipotecar su casa, sus autos, y, por qué no, el futuro y la salud de sus hijos (narananá).
Este ingreso en provincias verdaderamente pobres como Misiones o Formosa debe representar bastante en su capacidad recaudatoria ya que pueden usufructuar sus divertidos juegos en todo el país. Por ejemplo el tristemente célebre Mono Bingo disimula los intereses santiagueños.
La más emblemática sociedad del estado en estas cuestiones es
Quizás instados por alguna resolución judicial aparece un banner escondido que nos da cosmopolitianos consejos para que veamos si somos ludópatas, bajo el eufemismo de “tips de juego responsable”
Ahí ya empezamos mal: “jugar solo para entretenerse, no por las posibles ganancias”. Nadie juega por diversión, todos somos ludópatas en potencia. Salto algunos tips, sino es muy tedioso: “Jugar en grupo, no jugar solo”. Nadie juega a la quiniela en grupo porque es un juego solitario, muchachos. O “Ponerse un tiempo”, para terminar, que es algo así como que te deje alguien que no tiene el coraje de decírtelo en la cara.
No sé cómo será en otras partes del mundo la relación entre gobierno y juego y puesto a elegir prefiero que esté a cargo de un Estado y no de una empresa privada que no devuelva sus ganancias.
Pero igual no deja de hacerme ruido.
5 comentarios:
Hace muchos dias que no tengo tiempo de leer blogs y que no me anda speedy en casa.
Entre tanto post elegí este, porque es al qyue nadie le va a dar bola, y voy a opinar de esto hablando por boca de ganso, pata de jarro o como se diga:
Para mi no pueden prohibir el juego, porque se genera mercado negro, mafia. Solo lo pueden regular y la forma de regularlo es gravarlo con impuestos.
Aunque debería haber otras formas mas eficientes y también debería haber contención para los ludomaticos (me gusta decirlo así). Es re jodida esta enfermedad, porque encima cargan con el prejuicio y la condena social.
Para mi la "La Politti" tendría que hacer un programa llamado: Cuestión de Juego.
Y que mas iba a decir?
A si, que el otro dia pasamos con Bele por la puerta de un bingo y reparamos en que las viejas "se ponen todo el placard encima" para ir a JUEGARLE y mucho perfume.
Es una adicción rara, no?
Me voy a hacer la toca porque a la noche me voy a clavar un paco a la placita, beso.
Nolugareña tiene la posta en este tema: Ella es una ludomaníaca en potencia.
Recuerdo los días laborales compartidos con ella esperando ansiosamente a Heleno para jugarle al 15, a la cabeza y a los 10.
Todos los días $5 pesitos clavados.
Ella lo tomaba como una inversión, pero nosotros sabemos que no es así...
No se...hay que hacer algo con ella.
jugale todo a "la mochila", el 104.
Hace tiempo que tengo la sensación de que este Natanael me está afanando ideas o viceversa. Es que justito justito nomás pensé en este mismísimo tema y la puta que vale la pena estar vivo! Mejor que lo escribiste vos, a mí me aburrió después de pensarlo.
Dos cosas: ya que existen y dan pena, es altamente recomendable ir al hipódromo a ver a los enfermos de los burros jugarse la casa con hipoteca. La cara que tienen... el olor a tabaco... las ojeras... todo altamente fotográfico (pero no sé puede, no no) Yo no fui todavía, pero en cualquier momento agárrenmeN porque me mando (y me juego la vida)
Dos cosas, dije. Entonces te cuento que mi número preferido es el 4 y todas sus variantes, o sea, el 4.
ja ja, jugale al 4, "la mochila", ops, no, es "los huevos revueltos". No, no sé qué es.
Te digo la verdad, a mí me pasó lo mismo, lo pensé, y a mí me aburrió de entrada... y encima la escribí, sumiéndome en tedio tan profundo que aún hoy no puedo reponerme.
Vaya como homenaje a la desaparecida raspadita Súbito, cuyos tiquets no ganadores supe coleccionar en mis años mozos. Incluso los repasaba por si el raspador no se hubo dado cuenta de su ganancia, cosa que nunca sucedió.
Muerte en la catedral!
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