Los últimos temas de Vicentico en Los Fabulosos Cadillacs recorrían un sendero deforme. Se editaba allá por el ´99 La marcha del golazo solitario y, ya amorfo como disco, Vicentico estaba firmando Roble y Águila, dos canciones mutantes con estribillos que entraban a des-tempo y con explosiones y susurros tonales desconcertantes. Siempre él fue mi preferido de los Cadillacs, sus canciones eran las mejores de la banda aunque su perfil se licuaba como el-que-canta-entre- esos-músicos-del-carajo. Vicentico es un gran constructor de canciones populares. En esa época, estudiando sus últimas producciones, hubiera jurado que la carrera solista de Gabriel iba a transitar ruas borders. El condimento que sellaría esa certeza serían sus dos canciones –las primeras verdaderamente solistas - que incluiría en la banda de sonido de Condor Crux : algún día habría que rescatar esas locuras que son Cóndor y Llegando a la montaña-. Se lo llamaba crooner; trabajaba en las películas de Rejtman; elegía a Pez en cuanta votación a banda del año se hacía en suplementos matutinos: yo lo sellaba, Vicentico iba a hacer discos raros.
Después vino –no en este orden- el beso con Ricky Martin enla MTV , la producción artística de Afo Verde, el tema de la publicidad de CTI, el cover de Chico Novarro, Enrique Bunbury diciendo que él quería hacer algo como lo que estaba haciendo Vicentico. Un temazo con Diego Torres, que se llama Usted, en un disco unplugged de Diego. De esa etapa nos legó dos grandes discos de canciones comerciales –en el mejor sentido del término- bien hechito, con muy buenos covers. Y un futuro incierto: entre el desmadre o el estrellato.
Y quizás lo mejor que hubo hecho fue acercarse al más mejor de todos, Andrés El Grande, que le tocó la espalda, sos un músico popular, le dijo, pero no por popular debés ser fácil, le agregó, das para mucho más. Vicentico en respuesta le hizo dos temas en el Cantando el Salmón, La parte de adelante y Para no olvidar, la mejor canción de la música popular argentina de todos los tempos. Antes se había subido, elegido, a tocar unas canciones en el Obras de Andrés y Andrés lo homenajeo cantando a dúo Vasos vacíos.
Finalmente, Vicentico encontró su equilibrio artístico. Acaba de lanzar el mejor disco de lo que va del 2006, Los Pájaros. Escuché mucho a Rubén Blades. Gabriel también (Tiburón, Desapariciones, Hoy lloré canción) lo hizo. Este disco suena a Blades.
Se lo produce él mismo -ya sin Afo- y logra que el sonido sea más eficaz que efectivo: hace la salsa elegante que hacen los tipos que entienden que la salsa no es alegría desembozada sino melancolía para países donde hace mucho calor en invierno. Está cantando como un boricua o un panameño, haciendo por fin honor al apodo caribeño que porta desde que tocaba ska. Mezcla ritmos en una sorprendente amalgama conceptual, porque hay un corte cumbia villera en El Baile a là Pablito Lescano, que es para sacarse la gorrita nike. Pero también hay corridos mexicanos, folclore, un tango de Melingo –hermoso- en clave reggae, baladitas, neoboleros: grandes canciones.
Le pongo 10 natanaelesamenábares.
Después vino –no en este orden- el beso con Ricky Martin en
Y quizás lo mejor que hubo hecho fue acercarse al más mejor de todos, Andrés El Grande, que le tocó la espalda, sos un músico popular, le dijo, pero no por popular debés ser fácil, le agregó, das para mucho más. Vicentico en respuesta le hizo dos temas en el Cantando el Salmón, La parte de adelante y Para no olvidar, la mejor canción de la música popular argentina de todos los tempos. Antes se había subido, elegido, a tocar unas canciones en el Obras de Andrés y Andrés lo homenajeo cantando a dúo Vasos vacíos.
Finalmente, Vicentico encontró su equilibrio artístico. Acaba de lanzar el mejor disco de lo que va del 2006, Los Pájaros. Escuché mucho a Rubén Blades. Gabriel también (Tiburón, Desapariciones, Hoy lloré canción) lo hizo. Este disco suena a Blades.
Se lo produce él mismo -ya sin Afo- y logra que el sonido sea más eficaz que efectivo: hace la salsa elegante que hacen los tipos que entienden que la salsa no es alegría desembozada sino melancolía para países donde hace mucho calor en invierno. Está cantando como un boricua o un panameño, haciendo por fin honor al apodo caribeño que porta desde que tocaba ska. Mezcla ritmos en una sorprendente amalgama conceptual, porque hay un corte cumbia villera en El Baile a là Pablito Lescano, que es para sacarse la gorrita nike. Pero también hay corridos mexicanos, folclore, un tango de Melingo –hermoso- en clave reggae, baladitas, neoboleros: grandes canciones.
Le pongo 10 natanaelesamenábares.
5 comentarios:
Basta de poner fotos tuyas.
ja ja ja ja se viene el post de Rodrigo de la Serna.
La trilogía.
Boy a hablar de Olmi.
Jajaja! Por fin diste la cara Pesque!!!
¿Por qué tanto autobombin? Jejeje
Le puse la cara a las balas.
Yo le canté a Rosario Bléfari una canción de Vicentico y la Señora me dijo que lo imitaba bien. Y qué.
Hay testigos.
No escuche el disco nuevo de Vicentico y no tengo muchas ganas. EL primer disco me pareció malo, los Rayos me gusto y el corte de este deja que desear. Que ortiva. Saludos-.
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