
Sueño, suena, pienso, me duermo.
Sueño, suena, pienso, me duermo.
Sueño, suena, pienso, me duermo.
Hoy se me ocurrió que el snooze del despertador por la mañana funciona como un símil de un partido cronometrado de ajedrez entre mi inconciente y la realidad.
Los dos juegan sus fichas y aunque hincho subjetivamente por el inconciente, la realidad tiene más experiencia y gana la partida cada mañana.