3.5.11

mejor Libre que Muy

Conseguir Libre y Muy me fue difícil, porque mi diariero kirchnerista ni las había sacado del paquete, y todavía nadie las había pedido, y no estaba en ese momento, mi amigo el kiosquero, entonces costó un poco conseguir un ejemplar de los nuevos diarios nacionales.


En el interín, se acercaron dos vecinas que pidieron una Diario Popular y la otra Crónica. Finalmente, después de 10 minutos, pude hacerme con ambos tabloides “populares” a 5 pesos la parejita. ¡Dos diarios nuevos, qué país raro!


El abordaje trataremos de hacerlo de la manera más desapasionada posible, como si no tuviéramos ideología, y tratando de ponernos en el lugar del posible comprador, pero, ¿hay compradores para estos dos nuevos diarios? ¿Hay mercado?


Esa es la primera pregunta que me surge, pero no seré yo quien la conteste, supongo que tanto el Grupo Clarín (Muy) como el Conglomerado (?) Perfil (Libre) habrán hecho sus focus groups que arrojaron la necesidad de la existencia de 11 diarios de circulación nacional en el territorio argentino, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Ambos diarios saldrán de lunes a viernes.


El de Clarín trae a Beto Casella y a Claudio María Domínguez. El de Perfil a Jorge Lanata (hablando de la pobreza en Nepal, cualquiera) y a Jorge Rial, aunque en este número no salió, quizás ayer, no sé.


Muy. No es original. No sé si la originalidad es un valor o no, pero no es original. Muy supone que a las clases populares le gustan los colores estridentes, y a lo mejor sea cierto. Ya desde la temática no encontramos novedades. Es como si a agarráramos el sumario de Clarín, le sacáramos los temas arduos, le dimensionáramos deporte, espectáculos y policiales, y le pusiéramos una estética más parecida a las revistas del Grupo La Nación (Brando, Oh La Lá, las primeras páginas de la RollingStone). No se puede pretender ser popular y decirle “Principito” a William, junto a la noticia que vendrá a las Malvinas. Una de las enseñanzas de la prensa popular, no me gusta decirle amarilla, es que los argentinos odiamos a los yankees y a los ingleses. Si le huís al chauvinismo, no sos popular. “Piratas” se dice, Clarín, Muy, o un neologismo, pero no Principito. El conflicto aparece ahí: ¿puede un diario eslabón de una corporación ser popular siendo socio de los “enemigos del pueblo”? Además no hay minas en bolas, no hay mala leche. Es menos popular que el Olé. No sé, veremos. Yo no lo compraría más, pero no estamos hablando de mí.


Libre. En un mercado, el de diarios, saturado, con un segmento ya exitoso, el de los populares, y con la salida de Clarín a competir, duro, con el poder del dumping, es difícil establecer el derrotero del diario popular de Fontevecchia. Dirigido por Darío Gallo, alguien que maneja al dedillo el arte de la maldad, es, sí, un diario original, para nuestro país. Más parecido a la prensa “amarilla” inglesa que los tabloides guaraníes, a los que se hacía referencia. Hay una elegancia popular en el tratamiento de, por ejemplo, The Sun. Fondos negros, pocas palabras, fotazas, un estilo que Libre encontró, que copió bien, y que es inédito en la Argentina. Leí por ahí, o me imaginé, que debido a esta saturación del mercado antes dicho, la nueva idea del diario era apuntar a un público nuevo, a inventar su nicho, jóvenes que no compran diarios, clase media que no se encuentra ni en La Nación ni en Clarín ni en Tiempo Argentino. Es agradable y entretenido Libre, tiene algo de las nuevas tecnologías que tanto le gustan a Gallo, un serie de tipografías arbitrarias y de distintas familias que ayudan a romper con la monotonía visual y que es el infierno en la tierra para los puristas del diseño, pero para mí está buenísimo. Títulos subrayados, como en Diario Popular. También está muy bien cómo genera sinergia con los otros productos Perfil (la mina en bolas es ‘La Chica Hombre’; espectáculos es el muy buen blog de perfil.com ‘Exitoína’, -deporte debería haber sido ‘442’ ya que comparte incluso su columnista principal, Martín Souto-, etcétera). El problema sigue siendo, como le suele suceder a Perfil, el sumario. Que Verbitsky esté a dieta (costosa) jamás puede ser la tercera nota más importante del segundo número de un diario ‘popular’. Mucho mejor estuvo Dolber sacándole a Altamira que Feinmann es un pelotudo, o la nota del mismo periodista sobre Torry, el humorista boxeador protokirchnerista. Después de 45 números 0, Verbitsky & Ravenna es una pelotudez. Un consejo que les daría es no dejarse llevar por el odio para inventar una agenda nueva, distinta a la de Perfil.com, más “inclusiva”. Soñar no cuesta nada. Para encontrar incluso un público que no odia al gobierno y que no quiere leer tampoco sólo alabanzas. Ese diario sigue sin existir, no estaría mal que exista de una buena vez.

1 comentario:

Sergio De Piero dijo...

Muy bueno el análisis Mario. No en serio, la tapa de Muy me recuerdo a los diarios de Paraguay que veo en retiro, solo que le faltan al tipo con las tripas afuera. Me parece muy pero muy dificil que Roa sepa cual es el lenguaje del segundo cordón del GBA y mneos del sur.
Sobre le diario que vos mencionas (ese que trata de ser equidistante del gobierno y oposición) creo que se´ria posible, pero me parece que nunca existió en Argentina.