22.7.10

a su vejez seamos la segunda voz, colectiva

No creo que tenga que ver con la argentinidad, debe ser una característica de la humanidad. A veces sucede que persisten en sobrevivir dentro del olvido artistas que deberíamos acopiar de honoris causas, menciones, ciudadanías ilustres, especiales, conmemoraciones y festejos.


No es que no se le dé bola a Horacio Ferrer. Se lo invita a los festivales de tango, tiene un programa en Encuentro, dos por tres se lo nombra, pero habría que lograr que ese recuerdo de minorías se convierta en un coro, ecuménico.


Cierto es que hacia el presente, la producción de Ferrer ha mermado, al menos, no es pública, pero ya con lo hecho hasta 1980 debería ser digno de continuas menciones.


Podría hablar más en detalle, incluso ya lo hice, según acabo de percatarme (paréntesis, lo dije como lo diría más o menos ahora, y no me gusta del todo pero tampoco me parece una mala versión de mi mismo).


Horacio Ferrer es a lo mejor el último letrista de canciones que nos queda, huella de un oficio que hoy no es y que reclamo modestamente, desde la urgencia de las cosas que desaparecieron.


Aparte de ser el último es también uno de los mejores.


Por eso habría que engolosinarle el ego cada día.


Me gustaría, a tal fin, compartir con ustedes una canción preciosa que se llama Milonga del Trovador, con letra suya y música de Ástor Piazzolla.


Interpretada por ese gran "trovador" que es Jairo.


Sí, vamos a la distancia. Ya.


Soy de una tierra hermosa
de América del Sur
en mezcla gaucha de indio con español
de piel y voz morochas
vi en mi guitarra
que al mundo van las coplas
y me fui yo.

Con un rumor de nido
volaban tras de mí,
aquellos pañuelitos
en la estación.

Pero soy peregrino
y a mi nostalgia
le canto así
en la oreja del corazón:

Vamos a
la distancia, sí,
que soy el trovador,
si la distancia llama
yo jamás veré ponerse el sol.

Vamos a la distancia, ya,
y si no llego, amor,
vos le darás mi alma
de argentino y de cantor.

Mi casa es donde canto
porque aprendí a escuchar
la voz de Dios que afina
en cualquier lugar,
ecos que hay en las plazas
y en las cocinas
al borde de una cuna
y atrás del mar.

Si en esta andanza un día
me espera la vejez,
ya mi niñez le hará
la segunda voz,

y al fin con dos gargantas
a mi agonía le cantaré
en la oreja del corazón:

Vamos a la distancia, sí,
que soy el trovador,
si la distancia llama
yo jamás veré ponerse el sol.

Vamos a la distancia, ya,
y si no llego, amor,
vos le darás mi alma
de argentino y de cantor.


1981


(…) Cuando Piazzolla le pregunta, como de costumbre, a Ferrer, qué argumento se le ha ocurrido para la letra, Ferrer le responde sin dudar: “Un retrato poético de Jairo, que se titulará Milonga del trovador”.


Al cabo de un par de días, estando Jairo con ellos y viendo que la letra no aparece, con su habitual ansiedad, Piazzolla demanda por la Milonga del trovador. Horacio le contesta que tiene que charlar todavía con Jairo para saber algo más de su vida. Entonces Piazzolla, que no se resigna, le dice: “Vas a escribir la letra de una milonga, ¡no una película sobre la vida de Al Capone, che!”.


Pretextando ir a comprar tabaco, Horacio se va en realidad al café de la esquina y a la media hora reaparece ante Piazzolla y Jairo con Milonga del trovador concluida, diciendo: “Aquí tenés Astorre, el guión de la película”. Es el 27 de febrero. (…)


Jairo graba Milonga del trovador en el estudio Boulogne, al este de París. (…)


Milonga del trovador será uno de los mayores éxitos de la carrera de Jairo, que hace de la obra una exquisita creación.


Extracto de Los tangos de Piazzolla y Ferrer (1972-1994). Mi Loco Bandoneón. Ana Sebastián. Biblioteca La Siringa, colección: La cultura mistonga. Peña Lillo, Ediciones Continente. Año 2000.

4 comentarios:

Pedro dijo...

Y no se olviden de buscar el Romancero canyengue, el primer libro de poesías de Horacio, anterior a los éxitos con Piazzolla!

Fernando Terreno dijo...

Con el debido respeto a vos y a Ferrer, sólo una manija mediático-publicitaria muy grande hizo de HF un gran poeta. La poesía es un lugar espinoso, pero Balada para un loco es francamente mala (desde el punto de vista de su poesía) su obra es menor. Está llena de lugares comunes y es floja.

Tampoco estoy de acuerdo en que no haya poetas del tango. Me permito recordarte un par: Héctor Negro y Adrián Abonizio.

Afectuosamente

Anónimo dijo...

HI MATIAS: QUE BELLO. YO APRENDO DIA A DIA CON TU BLOG. GRACIAS.

Julie from BOSTON.

Pedro dijo...

Estimado Fernando: quizás fue adivinando tu comentario que mencioné el Romancero Canyengue.
Las canciones de Piazzolla y Ferrer personalmente me parecen buenas. Deben tener algún mérito porque son canciones que han sobrevivido cuarenta años y que dado varias veces la vuelta al mundo. Pero entiendo que tengan un gusto sencillo y popular que te moleste por momentos.
Algo similar puede sucederte con las canciones de otro grande como Cacho Castaña, otro artista que pone al tango en boca de la gente común.
Por eso, llegado a este punto, vale la pena leer el Romancero, para descubrir otra feceta de un poeta profundo y rico.
También te recomiendo los libros de historia de Ferrer.
O escucharlo hablar, porque también es un gran "causeur".
¡Ferrer no se agota en las canciones con Piazzolla! esas canciones son apenas la punta del iceberg.