Cuando pienso en el abogado Ricardo Monner Sans se me vienen a la cabeza inmediatamente las chicas de la mesa de entradas de Tribunales codeándose “ahí está de vuelta”. Rutina: se levanta a las 5.30, prendé la radio y recibe todos los diarios. Tira los clasificados, los suplementos, para no distraerse. Escudriña todas las secciones políticas. Con el marcador rojo enmarca todo lo que pudiese ser una denuncia. Tren Bala. Aerolíneas. El carácter confiscatorio de las retenciones. Los llamados de De Narváez al capo de la efedrina. Una posible censura a la libertad de prensa. Los fondos de Santa Cruz. El consejo de la magistratura. El Indec. La mar en coche. Reconozco su valioso aporte durante la dictadura como defensor de presos políticos, actitud que no fue norma entre sus colegas en aquellos días de facto. Y no es que crea que su labor no sea meritoria. Le critico la sobreexposición. Un bloguer amigo, Aguilucho, contó que en la producción de Radio América se decía que para que salga al aire no había que llamarlo a Monner Sans, sólo había que pronunciar su nombre más o menos fuerte. La misma presidenta Cristina Fernández tiró desde una tribuna: “Como se dice por ahí: un vaso de agua y una denuncia de Monner Sans no se le niegan a nadie”. Y me pasa, sin querer traslado el accionar público de la gente a su vida cotidiana. Día por medio recala en la administración del edificio y presenta una denuncia contra el pibe del noveno be, por la música alta o por unos extraños y dulces olores, lo mismo da. Le hace un pedido de informe a su mujer porque se acabó el aceite de oliva. Ay de sus hijos, si es que tiene, cuando le traen el boletín o el cuaderno de comunicaciones. Está súper atento sobre todo lo que pudiese llegar a ser un delito para ponerse el ambo más cuadriculado del vestidor y mandarse lo más campante y triunfal a cumplir con su obligación ciudadana. Pero no todo es causal de una investigación formal. Cada causa que abre, Doctor, suma más trabajo a un poder judicial hipersaturado, y lo sabe. Una vez por semana desde hace 10 años va a tribunales y hace una denuncia. Eso es un montón de plata. Tendría que autopresentarse una pedido de informes por posible malversación de fondos públicos.
Currículum Mortae #6. Ni a palos.
4 comentarios:
Me gustó. Brillante. Argentina sigue siendo muy generosa!
Lo vengo proponiendo hace rato ,hay que cobrarle.
Monner Sans tiene un hijo, Ramiro, que está en una de las agrupaciones del Club Atlético Sin Libertadores de América (CASLA). Es opositor, pero no pierde oportunidad de chuparle las medias a Tinelli...
También tuvo un padre, José María, rector del Colegio Buenos Aires y decano de Filo en la UBA, que era un gorila recalcitrante.
Hay gente que debería agradecerle a los diarios su desarrollo profesional. Uno es Monner Sans, otro es León Gieco.
El post es excelente y el final: recontrabueno.
¿De que mierda vive Don Ricardo?
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