"Leer a Girondo es entrar en una clase especial de vértigo. Podrá decirse que toda poesía implica un descenso implacable a las bases de sentido del lenguaje. Las afecta, las destruye, las revisa, las golpea, las revierte. Pero en Girondo, la poesía intenta ser casi exclusivamente el comentario de esa acción de desastre, con el agregado que las palabras intentan pasar a un orden musical, cósmico. La creencia de que pueden ser sustituidas las palabras por golpes rítmicos y secuencias basadas en onomatopeyas es uno de los más viejos debates sobre la lengua. Girondo puede inclinarse a la sustitución de partes del cuerpo por objetos cotidianos, creando nuevos mundos corporales y objetivos, pequeños monstruos líricos con metáforas de brusquedad tierna, de infantil catastrofismo amoroso. O puede elegir que esos objetos nuevos sean las propias palabras, sometidas a un sinsentido primordial. Como en el famoso El puro no, donde “el no poslodocosmo de impuros ceros noes”, resulta una figura matemática deglutida por el pantano del lenguaje. En la exposición de homenaje a Girondo de la Biblioteca Nacional , intentamos que algo de esos vértigos de las cosas y de la lengua se sitúen en el interior de nuestro edificio, que también es como un dado jugado por un cubilete sobre las viejas barrancas del río."
Horacio González, director dela Biblioteca Nacional.
Horacio González, director de
Homenaje a Oliverio Girondo
a cuarenta años de su muerte
Libros Fotos Pintura Palabra Video Instalación Sonora
Obra: Fernando Rubio
Música: Fito Páez
Biblioteca Nacional
Del 11 de mayo al 6 de julio
La letra se ha espantado de los márgenes. El espacio se inunda hacia una nueva geografía de lo concreto. Por no hablar de lo real. Cuerpos del acontecimiento.
Palabra Girondo y todos los ojos en boca de él.
No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.
Oliverio Girondo
2 comentarios:
Todo un ejercicio leer a Girondo...
Elegiste el más lindo de los textos que leí de él, aquel que alguna vez me dio la esperanza de ser amada por algo más que mi aspecto... Aunque a veces es más facil estar buena que aprender a volar...
Lo único que lamento es que muchos neo-pseudo-intelectualoides (de estos que buscan siempre la nota glamorosamente distintiva en su discurso, que odian y aman cosas según la moda y, al final, usan la cultura de pañalito) escucharon que Girondo "queda bian" y repiten que lo leen para darse corte. Y eso me esgunfia fuertemente, con Girondo o con cualquiera.
Gracias al cielo, su valor no se pone en discusión por esta pavada.
Abrazoteeeeeeees!!!
y aquello de "Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan,..."
Grande Oliverio !
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