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- Hola hijo, ¿cómo estás? Me llamaste. Bueno, te llamo acá por que en tu trabajo no te quiero molestar. Te quiero decir que te quiero mucho y que me compré un carro. Lo vi de oferta. Después lo vemos. Se llama Fénix. Es el nombre que le habían puesto las nenas que lo tenían. Y me gustó. Así que se lo dejé: se va llamar Fénix. Podemos dar una vuelta…
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4 comentarios:
No era un carro era una perro: me voy a hacer ese postergado isopado.
Moni se compró un perro?
No, papá. Mamá no hubiera provocado que creyera tremenda arbitrariedad tan fácil.
me sigue sorprendiendo como los trastornos mentales ajenos impacatan sobre las subjetividades, tambien ajenas, como para hacerte creer q tu padre podia nombrar y comprar un carro. por esto tb te amo.
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