9.11.07

dejen que los niños vengan a mí

En estos días se está presentando In fraganti, una antología de escritores más o menos noveles que abordan distintos casos policiales desde una mirada literaria. En Hablando del Asunto anticiparon uno de los cuentos, el de Mariana Enríquez, que trata sobre aquella vieja historia de las hermanas satánicas que mataron al padre.

El cuento se llama Ángel de la guarda y acá se puede bajar gratarola.

No sé si la historia fue así o es la mente podrida de la Enríquez pero cuenta que el papá se embambinaba a una de las hijas con su madre postrada a pasitos y con el consentimiento de la nena. La otra hermana, preocupada, empieza a creer que los ángeles pueden ayudarla a zafar su mal pasar y escoge un arcángel y le reza. Hay un paso de comedia en medio de la tragedia: ella lo llama por un nombre -entre sangre, heces y orín- y el arcángel la corrige, dos o tres veces (como aquel Axel-Alex-Axel-Alex entre Neustadt y JC Blumberg).

En resumen, la hermana le reza al arcángel Zadkiel y aparece Nicolás. Ella sigue esperando que sea Zadkiel, que claramente tiene más nombre de arcángel que Nicolás. Pero no, era Nicolás nomás. En medio de la incomunicación literaria recuerdo el día que encontré una estampita tirada en la calle y recuerdo que la guardé en la billetera. La busco, la encuentro, es esta:

zadkiel

Zadkiel estaba a favor de la peidofilia, ¡cómo iba a acudir para corregir perversiones!

2 comentarios:

Cine Empanada dijo...

"el papá se embambinaba a una de las hijas"
Jajajaja Ese verbo es lo mas groso que he escuchado en mucho tiempo. Genial.

Cine Empanada dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.