16.2.07

Poesía suburbana


Al olor del hogar

Mi casa era un abrazo con aromas,
afuera el mar oleaba en adoquines.
Por suerte había chapas que en la siesta
hacían que llover no fuera triste.

Y hablo de mi casa, nunca nuestra,
mudándonos de barrio, sin opciones.
A la hora de movernos, ¡qué increíble
imaginar un mundo en los camiones!

La casa, ningún living, de una pieza,
de los despertadores tan temidos.
Soñando que, tal vez, quizás, no suenen,
para ir a mi otra escuela de bandidos.

Jamás podré elogiar a mi pobreza,
tan sólo es el cristal de mi pasado,
que suena, como copa, en esta noche
y abraza con su vino destapado.

Mi hermano heredándome la pilcha,
aquella que vistió también a un primo.
Así fue que aprendimos el secreto
de compartir los parches y el camino.

El carnaval y el tango fueron cuna.
Mi vieja me cantó Duerme negrito.
Y en mi segundo hogar, el Gallinero,
mi viejo me soñó como Angelito.

Jamás podré elogiar a mi pobreza,
tan sólo es el cristal de mi pasado,
que suena, como copa, en esta noche
y abraza con su vino destapado.

Ariel Prat #

1 comentario:

wallychoo dijo...

Bersuitbergarabat y (.)
Pequeño gran recuerdo me trajo caballero+
Abrazo