Disertación inútil, 12:60.
Leí una nota sobre lo que los sociólogos y demás humanísticos llaman la adultescencia o kidult, según su voz sajona.
Y me pensé en función a cómo me paro frente a este fenómeno. Se sabe: al Cartoon network lo miran más los grandes que los chicos, las empresas de telefonía celular apuntan a los jóvenes para que compren los grandes y no hay mejor mercado para las barbies y los legos que los otrara-niños-con-período-de-abstinencia. La Yonquiez.
Los que “sufren” este mal de nuestro tiempo –como la gripe aviar- consumen compulsivamente cualquier cosa que les remita a la niñez. Películas, ropa, autos, música y demás rubros de la mercancía cultural moderna.
Me sorprendí con mi actitud respecto a la avanzada del kidult: no consumo nada de lo que debería tener que consumir, juzgando que me considero lo suficientemente atraído por lo que remite a mi infancia y que disfruto de comprar.
La conclusión a la que llegué es que me interesaban (y me interesan) más las cosas que estaban institucionalizadas cuando era chico que las cosas que surgieron cuando era efectivamente chico. Es decir: me llamaban (y me llaman) más la atención las películas de Olmedo y Porcel, las botellas de un litro de vidrio de Coca-Cola, los modulares, las fotos sepia, el canal Volver, el fútbol, La Familia Ingalls y la ropa de plush que el merchandising de Robotech, el Renault Fuego, Los Pitufos, División Miami, los videojuegos, Star Wars, la música ochentosa, Fido Dido o Brigada A. La excepción son los Thundercats, aunque tampoco consumo nada de ellos, sólo me gustan, pero no tengo un puto DVD de ellos.
Qué sé yo. Las cosas infantiles que me interesan están paridas para adultos y no usufructúan la nostalgia, Tim Burton, la ensalada caprese, Miranda! Los Simpsons y la cebolla de verdeo, por ejemplo.
Y menos mal. Así no me venden cosas que no necesito, porque las publicidades están dirigidas a ese sector niño-adulto, que parece ser más permeable. Yo soy muy consumista. Pero nada de lo que pasan por televisión me interesa como para decir, ‘quiero eso’, salvo la cerveza. Me gustan las cosas de adultos: las telenovelas de Pol-k, el vino tinto, el peronismo, las comedias románticas con Julia Roberts y/o Hugh Grant, el Jack Daniels, los vicios en general, la música triste y lenta y las mujeres inteligentes.
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