3. Boys for Pele, estamos en la canción equivocada

Tori, aunque llena eres de gracia, el señor no es contigo, ese maldito.

¿Qué significará Boys for Pele?, se preguntaba indignado el ciudadano medio de Caballito no hace tanto tiempo atrás, cacerola en mano, cortando Acoyte, indignado. A pesar de promediar poco más que una década (1996) era otro mundo ese otro mundo en el que Pele dejaba de ser para siempre el mejor jugador brasileño de la historia para empezar a desteñir. Así que lo primero que se me ocurrió al enterarme de este disco fue que Tori le hizo una especie de tributo al Diego, hablando de los boys con los que había debutado Edson Arantes do Nacimiento.

No era así.

Internet servía para poco, ni google había, no existía ni la RollingStone, en las radios o se pasaba latino o alguna variedad de pop&rock. No se sabía sobre nuevas tendencias más allá que lo que podías ver en MTV en ciertos programas de trasnoche donde pasaban bandas y solistas desconocidos (¡las trasnoches que pasé hasta las 5 de la mañana mirando videos!). Ahí fue que un amigo vio Caught a Lite Sneeze y le gustó y se compró Little Earthquakes por error (y una aspirina) y desencadenó toda esta idolatría innecesaria de mi parte, que con los años he ido aplacando y por misterios de la naturaleza me obligo a repasar, como para no olvidar, porque los pueblos que olvidan su historia repiten su pasado, la primera vez como tragedia y la segunda como sitcom.

(En aquel tiempo me gustaba mucho una canción de Wendy Moten que se llamaba Come In Out Of The Rain. No tiene nada que ver pero mi mente hizo un link entre esa canción whitneyhoustoniana y BFP. Incomprensible por cierto.)

Empecemos por el sacrilegio: Boys For Pele es un disco menor.

Comparte error con The Beekeeper y American Doll Posse (y vaya a saberse por qué no con Scarlet´s Walk -siempre para mí-). Todos estos son discos de 18/23 canciones que, además, son difíciles de escuchar, y muchas, imposibles sin más, y, además, duran mucho. Y yo venía ingiriendo música demasiado pop –y cuando digo demasiado digo que lo más raro que escuchaba era Madness- y my stomach (of Fred´s Seville) no resistió la digestión de semejante experiencia de deconstrucción musical extrema. La verdad es que me costó muchísimo BFP, y aún me cuesta más allá de Hey Jupiter.

Escuchaba sólo 4 canciones: Horses, Hey Jupiter, Talula y la mencionada Caught a Lite Sneeze. Yo como un bebé de tres años que se aferra al chupete de Little Earthquakes, ya grande, y que en otra vida pasada había probado las elementales leches de From The Choirgirl Hotel (¡ahhhh!), ¿cómo hacía para entender Under the Pink, y, peor aún, qué hacía con este disco de 19 canciones, que son 20, porque la primera son dos canciones en una, que duran 6 minutos, o dura, duran porque son Beauty Queen/Horses? Y además empieza muy abajo y difícil, con Beauty Queen, ¿eh?

Y se me hizo un charco sin borde. Lo escuché tan fragmentado que ni unidad tiene para mí al día de hoy. Lo divido en un antes y después de Talula, tema 12, porque más de ahí no reconozco nada, es todo un mismo sonido acorde.

Y Tori se debe escuchar completa. Salvo que te guste mucho alguna canción, y le das y le das, se debe poner desde el tema 1 hasta que termina. Y este no se termina nunca. Empieza tipo 7 de la tarde y a las 11 y media sigue sonando; tal su larguedad, parece un programa ómnibus. Songs on my left side, songs on my right side, songs in the middle, and you're not here, decía, en vano, al viento, pobrecito, yo, sin entender. Mirror mirror where's my crystal palace?

De alguna manera los oyentes pensaban parecido a mí a juzgar por las ventas. El primer disco, LE, vendió 1,9 millones; UTP, 1,4 millones; y este, un palito, disco más, disco menos. De cualquier manera no todo es tan devastador. Posteriormente venderá cada vez menos hasta estancarse en los 500 mil discos de promedio (siempre hablando del mercado americano).

Con el tiempo fui volviendo como quien vuelve a ver Seinfeld para entender qué es lo taaan bueno, para retirarse sin entender qué es lo que le ven de bueno siquiera. Es un disco que no me termina de cerrar, y es de los que menos me gustan de su carrera. Pero claro, están esas grandes canciones que ya nombré y también alguna más que fui descubriendo a su debido tiempo. Temo confesar que algunas son tan atonales que no las conozco.

Tori suelta, Amos atada.

¡Pero qué propuesta gráfica tenía Boys For Pele!

Pele contrariamente a toda suposición razonable es la diosa pagana de una tribu hawaiana que representa a los volcanes, el fenómeno de la naturaleza más azaroso y violento. En el horno, con sus metáforas bíblicas, sus excomuniones seleccionadas y sus hijos no nacidos –que vienen a agregar complejidad a la ya acomplejada personalidad de Tori-.

Sin embargo, aunque oscuro, no es un disco triste. Es un disco que no arranca, que está a mitad de camino, pero no es un disco que te tire abajo como los anteriores. Es un disco a punto de explotar, como un volcán inactivo.

Ya pasó la desnudez, ya pasó el inspeccionarse debajo de la piel, ahora se está cuidando. Ya me mostré demasiado, ya hicieron comidillas con mi vida, ya supieron mis peor secretos: no se les ocurra dar un paso más porque les pego un tiro en medio de la frente, parece decirnos, muy western, muy Johnny Guitar, Tori Piano.

Adentro del disco hay bocinas, gente corriendo, manchas de aceite, gritos, se incendia un piano, bomberos, carruajes, casitas de madera apunto de ser tomadas por las llamas, colchones abandonados: una catástrofe inasible que hasta humedece las páginas y reproduce sonidos de alarma que se escuchan en el silencio. En el medio, ella. Tori, como el personaje más acabado de Jane Austen: decimonónica y subversiva. Esperando en una reposera rural, empuñando la escopeta como padre de familia en medio de la guerra civil, protegiendo lo suyo, con unas aves de caza goteando sangre aún mojada arriba a la izquierda, blood roses, y, de vuelta, la serpiente entre las patas, ya domada.

“Si te zarpás, voy a llenarte tu América de brillo labial”, dijo ella, y sonrió.

Adentro, está el agite, lo inquietante. Una foto en la que le da de amamantar a un puerquito huérfano, a un cerdo. Probado y aprobado el pulular de la rata por su escote en God, y la boa sometida, ahora mismito Tori se refriega todos los animales discriminados de la granja por sus tetas preparadas genéticamente para la ocasión -e inútiles por falta de progenie-.

El hijo perdido de Tori es reemplazado así por el único animal que es más útil muerto que vivo. Sabroso.

“Umm… jamón”, uno de los dos le dijo a la otra, y viceversa.

Y qué tenemos de las canciones. Tenemos mucho piano que se corta, tenemos muchos coros, tenemos gritos y muy poco swing, melodías cansadas y largas. Y las letras de siempre, con esa carga metafórica compleja para un mortal iletrado como yo, en la mayoría de los casos, y muchos nombres propios que refieren a cosas que sólo ella sabe qué significan y que no buscan explicar sino más bien trasmitir ideas, sensaciones, imágenes. También usa mucha cacofonía, mucho juego de palabras. And milkwood, and silkwood (y el bosque de leche, y el bosque de seda), o slag pit, stag shit (Pozo de basura, mierda de ciervo), por ejemplo.

De alguna manera BFP cierra una trilogía con los dos discos anteriores, termina con una etapa.

La tecnología hizo por primera vez su aparición totalizante en Tori y se destaca en dos datos: 1. Caught a Lite Sneeze fue una de las primeras canciones que se pudieron bajar gratis de internet, y 2. Professional Widow, que en su versión mix llegó a número uno en el Reino Unido y rankeó más alto aún en las pistas de baile, las raves, y la cultura clubber de aquí, allá y en todas partes, por esas cosas incomprensibles de la vida. Inclusive dicen que estuvo dedicada a Courtney Love, por eso de Viuda profesional, y que eso llevó a su pelea con Trent Reznor, pero son rumores que no tomo como ciertos, yo qué sé.

A la manera fragmentada en la que reconozco este disco hablo de Hey Jupiter como la canción más hermosa. Quizás con eso explique por qué no me gusta este disco además, porque a mi me gustan las canciones súper pops, y esta quizás sea la única balada del disco que podría interpretar con éxito otro artista. Y claro, ella pidiéndole explicaciones al planeta que representa al macho latino. Diciéndole cosas feas a ese hombre que supo ser su hombre. Escuchame una cosita Júpiter. Porque este es un disco de ruptura amorosa y de hijos nonatos. Es más, este disco esta dedicado a la memoria de su ex pareja y productor de los dos discos anteriores, un tal Eric. Y sí, se nota que a Tori le falta un productor de la misma manera que le faltaba a Dios una mujer en God (do you need a woman to look after you), y ahora parece ser que ella necesita que alguien le eche una mirada a los controles de su ira desbocada como un caballo con sangre de rosas.

Es brillante cuando explica con una frase lo que siente que le hizo este guacho que la dejó. Si mi corazón está empapado, querido, tus botas pueden hacer un quilombo (if my heart's soaking wet, boy your boots can leave a mess). Y deja claro que el muchacho al menos le pisoteo el corazón, lo que es muy malo. ¡Hacerle eso a Tori! ¡Te van a matar! Y ahí aparece ella, en su disco más feminista, en contra de todos los tipos de la tierra, como la Alanis primera, enojada con Dios Santo y no tanto con María Santísima, y menos con Pele. Y hasta aparece Papá Lucifer, a meter la cola, como suele hacer el demonio, con un piano que parece un riff soft metal. Y otros señores como el “Agente Naranja”, un cheto más bronceado que inteligente que se las sabe todas, un casi porteño (crítica social antropológica del disco –csad-)

También está Caught a Lite Sneeze, con su base electrónica y su piano loco y esa voz melancólica, aguda y perdida, no comprendiendo lo chiquito que era su amor para él (didn't know our love was so small) y un poco resfriada, por las defensas bajas, se me ocurre. O como en Blood Roses, no logrando olvidar las cosas que ese pibe nunca se atrevió a decirle (can't forget the things you never said) y usando la mejor herramienta posible cuando se está iracundo: la réplica sin argumentos: crees que soy rara, bueno, sabés qué, yo creo que tú eres el raro. Ja ja.

Despedite del mundo antiguo, le dice Tori a Talula, en Talula, porque considera que está en la canción equivocada (and I'm quite sure, I'm in the wrong song), afirma en la primavera del vudú, tan mal pinchado que todavía sigue vivita y coleando su representación simbólica.

Entre otros lados B, este disco trae una versión memorable de Somewhere over the rainbow, que elijo como epílogo, con imágenes de Blade Runner.

Devastador, no crean en nada, no future.

El jueves que viene les hablaré desde el hotel de la chica del coro, y ahí voy a dar pata suelta a mi amor por Tori sin reparar en gastos de envío. El que avisa no es traidor (?).