La ética nunca ha sido de gran efecto sobre los sectores populares, por una razón que bien explica Istvan Meszarosz: “la corrupción es metabólica del funcionamiento del capitalismo”. No es el coimero o el distractor de dineros públicos el único ni el mayor apropiador de lo ajeno, si nos atenemos a la masa gigantesca de recursos que, legal y privadamente, salen del esfuerzo de los de abajo para enriquecer a los de arriba. El corrupto, entonces, sólo puede ser juzgado, desde abajo, según los frutos de su corrupción. Y será mucho más grave si se usa dinero del Estado para comprar votos de senadores con el fin de aprobar una ley destructora de conquistas laborales, que los negociados que puedan hacerse en obras públicas, que a la corta significan puestos de trabajo y, a la larga, alguna utilidad pueden dejar. Esto suena cínico, pero también es pragmático: si de todas maneras han de robar, que sea con el menor daño contra nosotros.
Comentario de "Andrés" en el weblog colectivo sobre política y temas aledaños La Barbarie.
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