porsí

Ayer vi una película republicana: Seducción cibernética: su vida secreta. Sólo le faltó hablar en contra de la utilización de células madres para investigación científica. Un joven de primer año (de la preparatoria, claro), lindo, inteligente, buen novio, mejor hijo y talentoso nadador descubre por accidente la pornografía. Empieza a dejar de esforzarse para ser un gran nadador, grave error, porque destacarse en esta disciplina le asegurará un plaza en un buen “college” que sino no podrán pagar. Para poder estudiar bien en Estados Unidos hay que tener plata o ser atlético, parece ser.

No sé si recordarán un película que daban hace unos 20 años en la tele que se llamaba ¡Mi hija nunca!, que contaba las desventuras de una chica ejemplar que caía en las fauces de la droga (nuestro cine vernáculo dio dos gemas en esa tónica: Sobredosis y Vivir a los 17; obviamente los protagonistas de ambas películas -de 1986-, Gabriel Lenn y Daniela Pal, respectivamente, hoy son adictas a sustancias por no soportar el infausto olvido argentino).

Bueno, SC es lo mismo, 20 años después, en otra cultura, con un tema menos peligroso: peligroso. El bueno de Justin es despreciado por sus compañeros por “perverso”, su realidad es negada por sus padres al estilo de ¡mi hijo nunca!, su novia aún queriéndolo decide no estar más con él “pero si me necesitás, siempre estaré para vos”, el hermanito es víctima de su legado (es sorprendido con un cd rotulado -con mano cambiada- vaginas vírgenes), pierde competencias de natación por poner las energías en el lugar equivocado, los maestros le recomiendan a los padres asistencia profesional porque miraba porno en la biblioteca, y termina gastándole la tarjeta de crédito a la madre para entrar a contenidos exxxclusivos. No hay ni una sola persona en todo el pueblo que piense que está bien que el pibe se ajusticie un poco (salvo el hermanito).

Finalmente reconoce que tiene problemas y quiere recomponer su vida, pero ya es tarde: la sociedad no le perdona su adicción a la pornografía. Para peor, hay una perra en quinto año que hace videos con la web cam y todo el colegio lo sabe: se toca sensualmente para quien la quiera ver. El entra con el nick swimmer y la mira y le charla y arreglan para verse. La mina le pone una mano en una teta y él sale corriendo: es chico, pensé, pero ya le va a entrar, esperaba que por fin la ponga. Más tarde arreglan para volverse a ver y la perrita se quiere curtir a Justin a toda costa y él la rechaza porque “no era lo que yo me imaginaba”. La cosa es que la chica no puede soportar el rechazo y se golpea la cabeza contra el lavabo del baño y le dice a unos amigos malos que Justin le había pegado: obvio, lo aporrean en un callejón sucio y sin luz.

Creo que finalmente se ahoga en una piscina, ya estaba hirviendo un zapallo anco para ese entonces.