14.7.05

abstinencias

Los fumetas no son como los yonquis*. Un yonqui te pasa el dinero, toma su basura y se va. Pero los fumetas no hacen las cosas así. Esperan que el trafica prenda uno y se siente a conversar su media hora para venderles dos dólares de yerba (...)

En 1937, la yerba fue puesta bajo la Ley de Narcóticos Harrison. Las autoridades de narcóticos dicen que es una droga que causa adicción, que su uso es dañino para la mente y el cuerpo, y que empuja a quienes la usan a cometer crímenes. Aquí están los hechos: la yerba, con toda seguridad, no es una droga adictiva. Puedes fumar yerba por años y no vas a experimentar ninguna incomodidad si tu abastecimiento desaparece de repente (...)

La yerba no daña la salud, en general. De hecho, muchos usuarios declaran que te da apetito y que actúa como un tónico para el sistema. No conozco de ningún otro agente que provoque ese estímulo para el apetito. Puedo fumarme una aguja y disfrutar de un vaso de jerez de California y un guiso casero (...)

La yerba no inspira a nadie para cometer crímenes. Nunca he visto a nadie ponerse desagradable bajo la influencia de la yerba. Los fumetas son un grupo sociable. Demasiado sociable para mi gusto. No puedo entender por qué la gente que reclama que la yerba provoca crímenes no va más allá y demanda la prohibición del alcohol. Todos los días hay borrachos que delinquen, y que no habrían cometido ese delito estando sobrios (...)

Se ha dicho mucho sobre el efecto afrodisíaco de la yerba. Por alguna razón, a los científicos no les gusta admitir que exista algo así como un afrodisíaco, así que la mayoría de los farmacologistas dicen que "no hay evidencia que apoye la idea popular de que la yerba posee propiedades afrodisíacas". Yo puedo decir que la yerba es un afrodisíaco y que el sexo se disfruta más bajo la influencia de la yerba que cuando no lo estás. Cualquiera que haya fumado buena yerba puede corroborar esta afirmación (...)

Una cosa más sobre la yerba. Un hombre bajo la influencia de la yerba es completamente incapaz de conducir un auto. La yerba confunde tu sentido del tiempo y de las relaciones espaciales. Una vez, en Nueva Orleans, tuve que estacionarme al lado del camino y esperar a que se me pasara el efecto. No podía calcular las distancias, ni sabía cuándo doblar o poner los frenos (...)

Fragmentos del libro Yonqui, de William Burroughs, el que dispara al ex wtc.

* Yonqui (Junkie) es una palabra que se usa peyorativamente en los Estados Unidos de Norteamérica para denominar a un adicto a la morfina; el libro es el relato del autor de su larga vivencia bajo los efectos de esta droga -legal, siempre y cuando sea recetada-. En estos fragmentos, a partir de su experiencia académica en dopajes varios, y desde la impunidad que le otorga que el libro sea de 1953, da algunas reflexiones acerca de la marihuana y sus efectos, que vistas hoy son llamativas.

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